Por Héctor Bayona | Publicado en Futuros Urbanos 4 | Junio, 2023 |
La comunicación permite difundir información en medios y redes digitales, pero también juega un papel fundamental para lograr ciudades sostenibles. Los procesos del desarrollo urbano están de alguna manera entrelazados con el hilo conductor de la comunicación, porque ya sea formal o informalmente, la comunicación convoca, fomenta el diálogo, facilita el trabajo conjunto, promueve el diseño de planes y llama a la acción colectiva para su implementación. Entre mejor sean los intercambios comunicativos en estos procesos, más rápidas serán las respuestas para atender los retos urbanos.
Hay un anime en Netflix en donde la ciudad de pronto cobra conciencia y empieza a construirse a sí misma. La serie (Blame) situada en un mundo futurista, es la historia de una inteligencia urbana-tecnológica superior que como es de esperarse, no contempla a los humanos en sus planes territoriales y busca eliminarlos. Al final, no sabemos si esta I.A. nos persigue porque no le gusta nuestra planificación o porque tiene su propia visión de ciudad, pero lo que sí podemos asegurar, al menos por ahora, es que el futuro urbano planetario dependerá de las decisiones que nosotros como humanos tomemos en el presente.
Sin embargo, ponernos de acuerdo para planificar y gestionar ciudades no es una actividad simple ni sencilla. Por el contrario, depende de un complejo entrelazado de instituciones públicas y privadas, legislación, financiamiento, y ahora cada vez más importante, la apertura a la participación ciudadana, la inclusión, la equidad y los valores de la sostenibilidad. Todos estos procesos, al final del día son realizados por personas quienes dialogarán (o no) sobre problemas comunes, intentarán (o no) conciliar visiones, y desearán (en algunos casos) trabajar en conjunto por mejores ciudades. En muchos sentidos es un proceso comunicativo, por ello, la comunicación es mediadora de la esfera social urbana.
La Comunicación es necesaria para informar sobre las prioridades que requieren ser atendidas en nuestras ciudades, y si está correctamente gestionada, puede abrir las puertas del diálogo y de la co-creación. La Comunicación también explica el trabajo y responsabilidad de gobiernos e instituciones y es vital que acompañe los proyectos urbanos para crear condiciones de confianza y legitimidad con la ciudadanía. Las áreas de comunicación social de las instituciones juegan aquí un papel muy importante.
Las y los comunicadores de ciudad tienen el reto de traducir los aspectos técnicos del urbanismo a un lenguaje ciudadano, más humano, que permita sensibilizar y crear conciencia sobre los retos de nuestras ciudades y mostrar los caminos para enfrentarlos de forma conjunta.
La Comunicación también facilita a las personas entender la ciudad desde su multidimensionalidad. Por ello, las y los profesionales del área deben ser sensibles al contexto en el que se dialoga y tienen oportunidad de proveer sistemas de significados que faciliten el entendimiento común entre los actores involucrados. Además, cuando la comunicación tiene una perspectiva social, puede influir positivamente en la comunidad afianzando relatos y narrativas que facilitan la apropiación y la construcción de identidades colectivas. La comunicación social también da voz a los grupos vulnerables y acerca a las personas a la toma de decisiones. De igual forma, la comunicación es el camino para atender adecuadamente los casos en que los planes y proyectos se encuentren con expresiones sociales enfrentadas o antagonistas.
Si la comunicación de ciudad falla o no está presente, los proyectos urbanos, -por muy buenos que estos sean-, podrían avanzar con dificultad o simplemente atascarse en el disenso o la confrontación.
Una gran ventaja, es que la Comunicación cuenta hoy con poderosas tecnologías y herramientas de difusión que son accesibles, versátiles y de muy bajo costo. Gracias a sus cualidades multiformato, multiplataforma y multicanal, es que se facilita conectar con más personas de maneras más eficientes. El avance de la tecnología viene acompañado de una revolución en las comunicaciones; sin embargo, hay que decir que estas potencialidades, paradójicamente, no siempre son aprovechadas. En algunos casos, se ejercen con pobreza metodológica y en otros más, se utilizan (o abusan) para propinar insultos y explayarse en descalificaciones como podemos evidenciarlo día a día en las redes sociales. Aclararía que el problema no está en la tecnología, sino que se trata de un “error del usuario humano”. Por ello, las áreas de comunicación deben dominar los aspectos expresivos del lenguaje textual y visual, y tener pericia en el manejo técnico y estratégico de los medios digitales de comunicación.Es necesario dotar a las áreas de comunicación con capacitación frecuente para desarrollar conocimientos teóricos y habilidades técnicas. Además, es deseable que cuenten personal especializado y con presupuesto designado para ampliar el impacto de su acción comunicativa.
De acuerdo con nuestros datos, el 30% las instituciones de Vivienda o Desarrollo Urbano en México y América Latina no tienen áreas específicas de comunicación, y en las que están presentes, la mitad cuenta con recursos limitados para la realización de sus actividades. De igual forma, el 60% carece de acceso a capacitación frecuente.
Cada vez más, coincidimos en que las ciudades que necesitamos deben estar bien planificadas, ser inclusivas, amigables con el medio ambiente y su biodiversidad, seguras, resilientes, y prósperas para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Sin embargo, lograrlo dependerá de nuestra capacidad de ponernos de acuerdo y de organizarnos para trabajar en visiones comunes y participativas que impulsen planes urbanos sostenibles. Junto a urbanistas y especialistas, las y los comunicadores jugamos un papel clave para coadyuvar transversalmente en estos procesos, por ello, ¡necesitamos comunicar más y mejor porque sin comunicación no tendremos ciudades sostenibles!
Héctor Bayona
Coordinador de Comunicación de ONU-Habitat. Linkedin.
