Por Rafael Serrano | Extracto del artículo La opinión pública en los tiempos líquidos | Junio, 2023

Las nuevas tecnologías no han cumplido con su oferta de conducirnos a una sociedad fraterna, igualitaria y libre, pues han sido cooptadas por los poderes económicos y políticos y la promesa de una sociedad que usa el conocimiento para el bien común ha terminado inundada por la ignorancia y la manipulación. Habrá que devolver a la sociedad el uso libertario de estos medios y luchar contra los nuevos controles que el establecimiento social ya usa para intervenir en la vida y diseñar el futuro de nuestras sociedades.

Al disolverse las instituciones de la opinión pública, emerge en un océano informativo contaminado, un nuevo público: las comunidades virtuales, más o menos efímeras, que se constelan ante un acontecimiento que consideran importante, sea público, privado o íntimo y que interactúan en las redes sociales constituidas por personas más o menos reales y por robots automatizados.

Estas comunidades virtuales tienen como característica las de no ser presenciales y ser interactivas; se agrupan de acuerdo a intereses afines y de acuerdo a los eventos o acontecimientos, se generan autopoiéticamente o son guiadas por un influencer que tiene seguidores. Se constelan en torno a un evento, y esperan su amplia difusión (viralización), como una colmena efímera que espera otro trending topic para constelar otra colmena; creando un enjambre de opiniones que abrevan en los escándalos, públicos o privados.

Su éxito consiste en que se haga “viral”; su trascendencia se mide por el número de “seguidores” o de “visitantes” y por la manera en que visibiliza un acontecimiento. Sus narrativas son estereotipadas, cosificadas y sus opiniones sólo refuerzan la historia que cada colmena defiende, sea esta racional o no, incorporan información y datos para desacreditar a la colmena opositora y rara vez logran algún consenso.

No se busca la comprensión sino la exclusión del otro y de lo distinto. Ejemplos: las colmenas feministas y las antifeministas; las colmenas pro-cambio climático vs las colmenas anti cambio climático; las colmenas pro migrantes vs las antimigrantes, y un larga lista de etcéteras.

Las colmenas polinizan los espacios de interacción invadiendo y anegando las dimensiones de los privado/íntimo con lo público; generando más confusión y gran quebranto en el orden social. En estos espacios prevalecen las narrativas preñadas por la ira y el odio, el prejuicio, el perjucio y las descalificaciones a los que piensan diferente: la razón y el dialogo raciocinante no son frecuentes; y, pocas veces, persiguen alcanzar acuerdos, moderar o alcanzar algún poder; se busca, la mayoría de las veces, solamente destruir la opinión contraria, hacer explotar la imagen y la reputación de quien piensa diferente e ideologizar las protestas sociales y las causas justas. La intervención de las colmenas/enjambres no es constructiva ni moviliza, en última instancia, a una acción política emancipatoria sino a la despolitización, la inacción y la desafección al sistema político y los políticos. Es una acción disruptora fincada en el presentismo, la trivialización y la banalización de los acontecimientos.

Se podría señalar que estas afirmaciones minimizan el uso libertario y emancipador que han tenido las redes sociales virtuales para visibilizar y movilizar la protesta social; es el caso de la rebelión zapatista, los desaparecidos de Ayotzinapa, la violencia contra las mujeres, el narcotráfico, las éxodos provocados por el hambre y la miseria; la primavera árabe, el triunfo de candidatos libertarios, los libertarios hong koneses, los jóvenes chilenos, nicaragüenses y colombianos, y un largo etcétera.

Pero, estas acciones, siguen siendo mediatizadas por las granjas informativas y polinizadas por el enjambre de las colmenas; hasta la fecha, no sabemos qué relación existe entre la visibilización de un atropello o de una injusticia y el cambio estructural, la rentabilidad social o el coste que eso ha traído. Sin duda, las redes ayudan a realizar acciones concretas y nos ofrecen datos para conocer de necesidades y carencias (indicador de gobernabilidad) pero no tenemos la certeza que construyan nuevos consensos o que construyan gobernanza. Tal vez, como dice el sociólogo catalán Manuel Castells, son medios para indicar explosiones sociales, pero las explosiones sociales no son movimientos políticos, sino presagios de un cambio social más profundo que habla de una sociedad nueva que todavía no se configura. Las colmenas mediatizan el futuro y lo ideologizan, lo reifican convirtiéndolo en presente y arruinando el porvenir.

Las nuevas tecnologías de la información no han cumplido con su oferta prometeica de conducirnos a una sociedad fraterna, igualitaria y libre.

Los nuevos medios han sido cooptados por los poderes económicos y políticos y la promesa, utópica, de una sociedad que usa el conocimiento para el bien común ha terminado en una pesadilla, inundada en un sargazo informativo donde los esfuerzos emancipadores, que los hay y son valiosos, son inundados por la ignorancia y la manipulación. Habrá que remar en este océano y devolver a sociedad el uso libertario de estos medios y luchar contra los nuevos controles que el establecimiento social ya usa para intervenir en la vida y diseñar el futuro de nuestras sociedades.


Rafael Serrano

Doctor en Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid y profesor de la maestría en Comunicación Política de la Universidad La Salle Oaxaca. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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